
Diseñando espacios de coworking imperfectos
- Posted by VirtuosoEditor
- On 7 julio, 2016
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El coworking no tiene que ver sólo con trabajar, es más una forma de vida. Ahora que es patente que nuestro sistema de organización económica no es sostenible durante más tiempo, se hace necesaria la búsqueda de alternativas. Comunidad, colaboración, compartir; palabras repetidas hasta la saciedad. El coworking no es sobre los espacios, es sobre las personas. Y, en este contexto, ¿quién se atreve a diseñar el espacio?
No cabe duda de que el coworking está cambiando la manera en la que trabajamos. Pero no nos engañemos, tampoco estamos inventando la rueda. Es muy probable que estas nuevas estructuras tengan mucho más que ver con la manera de trabajar anterior a la Revolución Industrial de lo que pensamos. Trabajo y vida personal ya no son compartimentos estancos. Las profesiones definidas van desdibujando sus siluetas. Las profesiones se reinventan. Y todo esto tiene que ocurrir en lugares generadores de acontecimientos.
Es necesario un cambio de actitud, una reinvención cultural. Los emprendedores deben aceptar lo desconocido como una parte de su trabajo, y adoptarlo a modo de motivación. Tenemos que dejar de pensar que, al compartir una idea, corremos el riesgo de que sea robada. La colaboración multiplica los resultados positivos.
El coworking no es sólo para los freelancers. Es el modo de trabajo del futuro, sostenible y ecológico. Cada vez serán más las empresas que decidan que sus trabajadores elijan un espacio de coworking en el que interactúen con otras personas, con profesionales de otras disciplinas, en los que se integren en distintas comunidades, donde muy probablemente serán mucho más productivos (además de los ahorros en mantenimiento de estructuras propias que puede suponer).
Cinco principios
Con todos estos factores sobre la mesa, el reto es evidente: ¿cómo se diseña un espacio de coworking?
Serena Borghero nos habló de cinco principios a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo un proyecto de diseño de un espacio de coworking: maximizar la superficie, incrementar la colaboración entre las personas, retener a los talentos dentro del espacio, mejorar el bienestar de los usuarios y desarrollo de la marca.
Sencillos esquemas como evitar largos pasillos, típicos de corporaciones tradicionales, que dificultan la comunicación entre las personas, incorporar mobiliario que acerque a las personas entre sí respetando sus espacios vitales, o preservar ciertas zonas más privadas, son pilares básicos en el diseño de estos espacios.
Dos factores extra condicionan el planteamiento en el diseño. Por un lado, la ubicación del espacio de coworking, ya que no es lo mismo estar situado en el centro de una gran ciudad, que estar situado a las afueras junto a un aeropuerto, o en una pequeña ciudad.
Y, por otro lado, el factor cultural, crucial en el diseño
El movimiento coworking ha crecido y se ha desarrollado mucho más rápidamente. La cultura del país ha alimentado el movimiento, cultura en la que es más frecuente la inexistencia de jerarquías en el trabajo, las organizaciones con estructuras planas, cultura en la que se respeta que cada persona es responsable de sus tareas y mientras sean entregadas a tiempo y adecuadamente, pocos factores más hay para considerar.
En un espacio de coworking en Países Bajos el gerente del espacio no se distingue de los demás.
“En los espacios de coworking deben ocurrir cosas imprevistas, deben estar dispuestos al cambio y por eso deben ser imperfectos, inacabados”, explicaba José María Churtichaga. “La experiencia debe causar emoción de manera habitual”. La comodidad nos puede hacer demasiado perezoso. Un margen de incomodidad nos lleva al movimiento, a interactuar, a salir de la zona de seguridad. A participar verdaderamente en la experiencia del coworking.
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